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viernes, 8 de agosto de 2008

UN MODELO PARA INTEGRAR LAS TIC ALCURRÍCULO ESCOLAR

PARTE I
HARDWARE

Cuando una Institución Educativa (IE) resuelve transformarse e integrar dentro de sus procesos de enseñanza/aprendizaje el uso efectivo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), una de las primeras decisiones que los encargados de liderar ese proceso deben tomar tiene que ver con la adquisición de hardware esto es, de computadores, periféricos y otros dispositivos electrónicos. Para que esas decisiones sean acertadas y contribuyan a la buena marcha del proceso, los encargados deben responder al respecto y con precisión tres preguntas: ¿cuáles?, ¿cuántos? y ¿dónde?. La primera de ellas se refiere al tipo de equipos, si van a ser de escritorio, portátiles u otros; la segunda se enfoca en el número de estos y la tercera en la ubicación que, dentro de la Institución, tendrán los mismos.

Se debe tener en cuenta que las respuestas a éstas preguntas no solo son interdependientes sino que el factor económico las afecta a todas; pero lo más importante es que la forma de responderlas determinará hasta qué punto es real y factible alcanzar los dos objetivos, que al integrar las TIC en sus procesos educativos, generalmente se propone una Institución: a) promover el desarrollo de competencias en TIC en la mayor cantidad posible de sus estudiantes, es decir afectar con ellas el mayor número posible de grados escolares y b) integrar las TIC en la enseñanza de las asignaturas básicas del currículo, esto es, mejorar aprendizajes con el uso efectivo de ellas. Por todas estas razones es recomendable que, antes de responderlas, se haga una reflexión sobre el modo en que estas tres variables promueven u obstaculizan la consecución de ambos objetivos.

La experiencia en diversas Instituciones Educativas del mundo, señala tres opciones a considerar antes de responder las preguntas formuladas; opciones estas que difieren entre sí tanto en términos presupuestales como en la forma en que permiten alcanzar los objetivos establecidos.

La siguiente gráfica, utiliza un plano cartesiano cuyos ejes representan los dos objetivos propuestos y ayuda a visualizar lo que las distintas opciones permiten lograr o alcanzar:

RUT

Gráfica 1: Rutas hacia la Integración

Las Instituciones Educativas (IE) deben procurar que su dotación en Hardware les permita trabajar tanto el desarrollo de competencia en TIC por parte de sus estudiantes (eje Y), como la integración de estas con otras asignaturas curriculares (eje X); mientras más arriba y más a la derecha se ubique una IE, estará en mejor situación para alcanzar ambos objetivos.

¿DÓNDE?
Respecto al dónde, existen tres opciones. La primera propone ubicar los equipos dentro de la Institución, de manera centralizada, en una o más aulas de informática (laboratorios), para que los grupos de diferentes grados escolares (4°A; 4°B; 4°C, etc.) accedan a ella en horarios preestablecidos.

Hasta ahora, el aula/laboatorio de informática ha resultado eficaz para desarrollar las competencias en TIC de los estudiantes y para facilitar, tanto la administración como el cuidado y protección de los equipos. Sin embargo, para el aprovechamiento efectivo de las TIC en los procesos educativos, esa ubicación centralizada no es la más apropiada pues por un lado limita el acceso a los equipos y por el otro exige el desplazamiento hasta ellos de docentes y estudiantes.

Factor importante a tener en cuenta por parte de la IE, en caso de adoptar esta opción, es la distribución de los equipos dentro del aula/laboratorio. Conviene alejarse del patrón tradicional de distribuir en filas horizontales las mesas en las que se asientan los equipos, que además se orientan hacia el frente mirando al profesor (ver Imagen 2).


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Imagen 2: Distribución tradicional

En su lugar se propone adoptar una distribución perimetral de las mesas, en forma de U, o de U con isla central o de W (la elección depende del área del aula). Esta distribución permite al docente ver con facilidad los monitores de los estudiantes, mejorar el control de la clase y trabajar de manera individual con algún estudiante o con todo el grupo (ver Imagen 3A). La distribución en U es altamente recomendable en los ambientes de aprendizaje enriquecidos apoyados por TIC, en los que se trabaja por Proyectos, de manera individual o colaborativa.

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Imagen 3A: Distribución perimetral

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Imagen 3B: Gabinete para ubicar la CPU fuera del
alcance de los pies de los estudiantes y de paso liberar
espacio debajo y sobre las mesas.

Por otra parte, la ergonomía es algo que debe atenderse al momento de diseñar un laboratorio de informática. Se debe adquirir el amoblamiento adecuado, instalar las luces apropiadas, además de estimular a los estudiantes a que aprendan y mantengan posturas y hábitos de trabajo correctos para evitar lesiones.

La segunda opción, consiste en distribuir los computadores en la mayor cantidad posible de aulas, de manera que estén disponibles cuando los estudiantes los necesiten durante las clases (ver Gráfica 1). Este modelo distribuido, ha demostrado ser eficaz al posibilitar el acceso, en cualquier momento, tanto a equipos como a Internet, para integrar las TIC en diferentes materias/asignaturas curriculares. Obviamente, este modelo distribuido tiene implicaciones en cuanto a costo, seguridad, conectividad y exige mayor habilidad por parte del docente en la administración de la clase con estudiantes dedicados a diferentes actividades con el uso de las TIC. Pero, definitivamente, es en esa dirección hacia donde deben moverse nuestras Instituciones y nuestros sistemas educativos.

Consideración importante respecto a este modelo distribuido es el espacio adicional que se requiere en cada aula de clase. Se estima que 5 computadores, con dos o tres estudiantes trabajando en cada uno (trabajo colaborativo), ocupan entre 10 y 15 metros cuadrados (un área de aproximadamente 3.8 x 3.8 metros) [3]. Muchas de nuestras escuelas, con aulas de 45 estudiantes, no disponen del espacio necesario y este inconveniente se debe atender.

La tercera opción, similar a la anterior, propone instalar un computador y un Video Proyector en todas o en la gran mayoría de las aulas. Sin embargo, en este caso, es el docente quién continuamente tiene el control de los equipos y por consiguiente será él y no los estudiantes quién desarrolle la competencia en TIC.

Una propuesta que tiende a conjugar las ventajas del modelo distribuido con la optimización de costos, uso y seguridad del modelo centralizado es la de los “portátiles sobre ruedas”. Se trata de un carrito dotado con determinado número de computadores portátiles, provistos de baterías de larga duración, recargables en la noche (ver Imagen 4). El carrito se lleva, por demanda, al aula del docente que lo requiera para una clase específica. Para esta opción y con el fin de evitar cableados adicionales, todas la aulas de la Institución deben tener acceso inalámbrico a Internet. Aunque, para la gran mayoría de las escuelas latinoamericanas, este tipo de instalación parece muy costosa y lejana, no podemos olvidar que la reducción exponencial de los costos de equipos y comunicaciones (banda ancha) continúa [2].

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Imagen 4: Portátiles sobre ruedas (COW, por su sigla en inglés)

Una última pero importante consideración respecto al dónde, tiene que ver con la iniciativa “un computador por estudiante”, también conocida como Uno a Uno (1:1). Dicha iniciativa se aceleró cuando la Fundación “OLPC” propuso hace algunos años el programa “un portátil por niño” y para llevarlo a la práctica presentó el prototipo de un portátil que solo costaría 100 dólares. A partir de ese momento se hizo realidad la posibilidad de acceso a equipos de cómputo de bajo costo, sobre la que volveremos más adelante.

Considerar seriamente esta posibilidad es importante en vista de la fuerza que ha tomado. Pero si esta se adopta en los países Latinoamericanos, además del tema presupuestal para adquirir los portátiles, se debe atender el de la seguridad tanto de los equipos como de los estudiantes que los utilizan. Por eso cada IE debe evaluar cuidadosamente sí las condiciones de seguridad tanto del sector en el que está ubicada, como las de los barrios en los que viven sus estudiantes, hace posible una iniciativa de este tipo.

Aunque los fabricantes anuncian que estos equipos cuentan con un esquema de seguridad que exige “autenticar” periódicamente el portátil, no deja de ser riesgoso para la integridad física de algunos estudiantes cargarlos en su morral. Por otra parte, como esos portátiles se convierten para el estudiante en una especie de cuaderno sofisticado, los pupitres o mesas de las aulas de clase, deben tener una superficie suficientemente amplia, plana y cómoda para apoyarlos y trabajar sobre ella; por ningún motivo se debe permitir que los estudiantes sostengan los portátiles en sus piernas, pues el calor que estos generan puede ser perjudicial para su salud.

¿CUÁNTOS?
Respecto al cuántos, tanto en un modelo centralizado como en uno distribuido, el factor más importante a tener en cuenta, además del ya citado de disponibilidad presupuestal, es la relación “número de estudiantes por computador” en la Institución, pues ella determina tanto la posibilidad real de que los estudiantes desarrollen competencia en TIC como el número de horas disponibles para integrarlas a las áreas o materias curriculares fundamentales (ver Gráfico 1).

Mientras más baja sea la relación anterior, número de estudiantes por computador en la Institución, mayor será el tiempo de exposición de éstos a los equipos y mayores serán también sus oportunidades de desarrollar tanto competencia en TIC, como de enriquecer los aprendizajes en las áreas curriculares fundamentales; y si además tenemos en cuenta que los computadores son herramientas de la mente, herramientas que permiten potenciar los procesos mentales de los estudiantes, estos podrán también trabajar en el desarrollo de sus capacidades intelectuales de orden superior.

Las razones antes mencionadas, nos permiten concluir que la situación ideal es aquella en la que cada estudiante dispone de un computador. A esto le apuntan iniciativas como “un portátil por niño” (OLPC, por su sigla en inglés), liderada por Nicholas Negroponte, antiguo director del Laboratorio de Medios del MIT. El XO, como se le llama actualmente al computador de los 100 dólares, se basa en Linux, tiene pantalla a color de 7.5 pulgadas, procesador de 500MHz, 128MB de memoria DRAM y 500MB de memoria Flash; no tiene unidad de disco duro, pero cuenta con cuatro puertos USB. Además, trae conexión inalámbrica de red y una innovadora fuente de energía.

Tal vez, el mayor valor de la iniciativa de Negroponte, radica en la sacudida que produjo en la industria de los computadores alrededor del mundo; lo que generó gran cantidad de proyectos similares, que produjeron como resultado, la caída dramática en el costo de los equipos portátiles dirigidos al segmento del mercado educativo. Muestra de estos proyectos son: Classmate PC de Intel, CloudBook de Everex, Eee PC de Asus, One de Elonex,Ink MC de Inkmedia, Tianhua GX-1C de Sinomanic y HP 2133 de Hewlett-Packard.

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